Hola de nuevo mis queridísimos lectores. Hoy me dirijo a vosotros con una reflexión simpática. Una reflexión que sólo se le ocurre a alguien que se ha estrujado el cerebro durante horas para contaros algo fresco y nuevo sobre los viajes ¿Por qué no hablar de los viajes pez?
Un viaje pez es aquel que se mueve por corrientes. Que hay una corriente caliente...ahí esta el pez. Que hay una corriente fría...ahí esta el pez. Los peces tienen un constante desplazamiento. En muchas ocasiones dentro de su propio hábitat y en otras a un pequeño espacio decorado con palmeritas de plástico y piedras de colores. Si fuese pez, no dudaría en ponerme panza arriba simulando una pequeña indigestión y esperar a que me atrapen con esa redecilla verde para ser devuelto a mi hábitat natural a través de cualquier desagüe.
No es que tenga especial cariño al mundo submarino ni que me haya pegado un atracón de Nemo o el Espantatiburones sino que en un momento de lucidez se me ocurrió pensar que existe una gran analogía entre los desplazamientos de un pez y los de un hombre.
Nacemos en nuestra anémona y poco a poco y a medida que dejamos de ser renacuajos conocemos el mundo que hay a nuestro alrededor. El mundo terrestre al igual que el submarino se mueve por corrientes. Las corrientes realistas, las idealistas, las empiristas...etc y cada pez se sube a la que más le conviene en cada momento, a la que más le gusta. En función de la corriente a la que nos subimos tenemos diferentes visiones de ver el mundo. Y en eso consiste el éxito de todas las cosas, en la variedad.
Sin embargo, existen muchas personas que al igual que los pescados, viven encerrados en una burbuja sin ser conscientes de todo lo que les rodea en el amplio oceáno.
Ponerse panza arriba o no, esa es la cuestión.
¿Quiere el hombre viajar para conocer lo que existe a su alrededor o prefiere quedarse encerrado en su burbuja rodeado de palmeras de plástico y piedras de colores? ¿Qué pensais?
Un viaje pez es aquel que se mueve por corrientes. Que hay una corriente caliente...ahí esta el pez. Que hay una corriente fría...ahí esta el pez. Los peces tienen un constante desplazamiento. En muchas ocasiones dentro de su propio hábitat y en otras a un pequeño espacio decorado con palmeritas de plástico y piedras de colores. Si fuese pez, no dudaría en ponerme panza arriba simulando una pequeña indigestión y esperar a que me atrapen con esa redecilla verde para ser devuelto a mi hábitat natural a través de cualquier desagüe.
No es que tenga especial cariño al mundo submarino ni que me haya pegado un atracón de Nemo o el Espantatiburones sino que en un momento de lucidez se me ocurrió pensar que existe una gran analogía entre los desplazamientos de un pez y los de un hombre.
Nacemos en nuestra anémona y poco a poco y a medida que dejamos de ser renacuajos conocemos el mundo que hay a nuestro alrededor. El mundo terrestre al igual que el submarino se mueve por corrientes. Las corrientes realistas, las idealistas, las empiristas...etc y cada pez se sube a la que más le conviene en cada momento, a la que más le gusta. En función de la corriente a la que nos subimos tenemos diferentes visiones de ver el mundo. Y en eso consiste el éxito de todas las cosas, en la variedad.
Sin embargo, existen muchas personas que al igual que los pescados, viven encerrados en una burbuja sin ser conscientes de todo lo que les rodea en el amplio oceáno.
Ponerse panza arriba o no, esa es la cuestión.
¿Quiere el hombre viajar para conocer lo que existe a su alrededor o prefiere quedarse encerrado en su burbuja rodeado de palmeras de plástico y piedras de colores? ¿Qué pensais?